Monday 15 June 2020

Los Cambios que Trajo la Industrialización

   En la Europa preindustrial, la Iglesia Católica tenía el monopolio de la verdad: era la única fuente poderosa de verdad y, por lo tanto, sus afirmaciones no eran cuestionables. Sostenía lo que Weber llama el Jardín Encantado, donde todo lo que sucede en el mundo es el resultado de la voluntad y la acción de Dios. Este monopolio, argumenta Durkheim, ayudó a establecer una ley moral y ética* absoluta basada en el mandato divino, y las personas fueron socializadas efectivamente en normas y valores compartidos, una cultura dominante. Él llama a esto solidaridad social, donde podemos funcionar eficientemente en la comunidad porque todos tenemos los mismos valores. Esto se reflejaba en la forma de castigo: la retribución era la norma, ya que, cuando había un delito, toda la comunidad se veía ofendida, lo que conducía a la histeria colectiva y al castigo corporal como una especie de venganza. Parsons argumenta que la orientación de las personas era comunitaria, lo que significa que anteponen las necesidades del grupo a las suyas propias. De esto, obtenemos fenómenos como castigar a un pariente por manchar el nombre de la familia. En la familia rural extendida*, la gente se ceñía al estatus adscrito, lo que significa que la posición en la que naciste (por ejemplo, primer descendiente varón) era la posición en la que probablemente morirías. Su estilo de vida rural también significaba que eran una unidad de producción que cultivaba sus propios nutrientes y sus propios animales para su abasto. Parsons también señala que en la sociedad preindustrial las personas tenían una satisfacción inmediata, que preferían obtener ahora un bien menor que trabajar para un mayor bien en el futuro, diffuseness, que las relaciones eran amplias y multi-teleológicas (con muchos propósitos), y particularismo, donde cada individuo era juzgado no por criterios estandarizados sino en caprichos personales, de modo que un contrato, por ejemplo, no se basa puramente en la capacidad objetiva para hacer el trabajo sino en si esa persona viene de tal familia.

* Ética versus moral: la moral se refiere simplemente a la distinción entre el bien y el mal, mientras que la ética se trata de cómo debemos vivir nuestras vidas. Así, la Iglesia Católica, al tener el monopolio de la visión de la moralidad, pudo imponer una doctrina ética absolutista.
* Familia extendida: una unidad familiar con tres generaciones. Niños + Padres + Abuelos

   Sin embargo, Weber argumenta que con la Revolución Protestante en el siglo XVI comienza el proceso de racionalización. El Calvinismo, una rama del protestantismo, introdujo el ascetismo mundano y la idea de que Dios favorece a los trabajadores. La primera doctrina argumenta que uno no debe buscar lujos y más bien vivir una vida de modestia y contemplación, y por lo tanto las personas, que querían ser salvadas después de su muerte, comenzaban negocios como ventas de cultivos pero no invirtían sus ganancias en lujos – las re-invertían en sus negocios. Por lo tanto, se hicieron cada vez más ricos, y esto, eventualmente, condujo a la industrialización. En este proceso, las grandes ciudades ganan poder porque el trabajo se centra en las fábricas. Parsons, en su teoría del ajuste funcional, argumenta que es esto lo que dio origen a la familia nuclear (dos padres y sus hijos). En las comunidades rurales, las familias eran extendidas, pero cuando tenían que mudarse a las ciudades, los abuelos quedaban atrás porque el viaje tenía que hacerse a pie y su salud no era suficiente para tal esfuerzo.

   Ahora, en las grandes ciudades en estas circunstancias, las personas se aíslan porque se encuentran con nuevas comunidades y deben vivir en pequeños apartamentos en edificios. Por lo tanto, argumenta Parsons, la orientación comunitaria comienza a desvanecerse y dar lugar al individualismo, lo que significa que tienen más libertad de elección. En las fábricas, los trabajadores estaban alienados de su trabajo, lo que quiere decir que lo que producían no era de su propiedad ni tenían ningún derecho sobre ello. Así, la familia deja de ser una unidad de producción y se convierte en una unidad de consumo, beneficiosa para la dinámica capitalista. Además, las relaciones dejan de ser difusas para volverse específicas, lo que significa que cada relación tiene un único propósito, por ejemplo jefe - empleado, comerciante - cliente. El aislamiento de la comunidad también resulta en el abandono del particularismo para adoptar el universalismo, en el cual las personas son tratadas de acuerdo con criterios estandarizados. De esta manera, cualquier persona, al menos en teoría, tiene las mismas posibilidades de ser empleada por cualquier empleador que solo los juzga por su capacidad, y no por su familia o trasfondo cultural. Tanto en la familia como en el lugar de trabajo, aumenta la movilidad social, la capacidad de ascender en la jerarquía social, de modo que el estatus deja de atribuirse y para convertirse en estatus alcanzado. De esta manera, las personas se acostumbran a trabajar para alcanzar los objetivos, y la satisfacción inmediata se convierte en una satisfacción aplazada (deterred gratification). Además, la familia pierde la mayoría de sus funciones: las familias rurales extendidas eran responsables de la crianza, la educación, la salud, el empleo, etc., pero, a través del proceso de diferenciación estructural, las instituciones emergentes (escuelas, hospitales, etc.) absorben estas funciones.

   Durkheim señala que debido a que tantas culturas se mezclan en un solo lugar, la solidaridad social se debilita, lo que lleva a un estado de anomia en el que los estándares morales no son claros. Él culpa de esto al colapso de la familia y al exceso de esperanza: la propaganda destinada a atraer trabajadores de las zonas rurales exageraba la movilidad social y, por lo tanto, la gente llegaba a ciudades con expectativas demasiado altas y poco realistas. Además, el multiculturalismo eliminó el monopolio de la verdad de la Iglesia, porque muchas culturas y cosmovisiones se encontraban. Por lo tanto, el código ético y moral impuesto por la Iglesia también perdió credibilidad y fue abandonado por muchos: el ateísmo comienza a crecer en la sociedad. Sin un Dios compartido que dicte a todos los miembros de la sociedad cómo comportarse, argumenta Durkheim, las personas no se socializan tan rígidamente en la solidaridad social. Todos estos factores conducen a la anomia. Esto tuvo efectos sobre el tipo de castigo: cuando hay un delito, ya no hay histeria colectiva y, por lo tanto, la retribución ya no funciona; además, el efecto sobre el cual la retribución basa su funcionamiento para disuadir la reincidencia, es decir, la vergüenza, también pierde poder, porque debido a una mayor movilidad geográfica, el delincuente puede simplemente mudarse a otro lugar donde nadie lo conozca; más bien, el castigo que ahora se practica es la restitución, donde se hacen esfuerzos para reintegrar al delincuente en la sociedad para que pueda ganarse la vida dentro de la ley.

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